La unión del talento veterano con el joven para abrir caminos avanza en O Couto, Ponteceso

La Fundación Pondal, con base en O Couto, Ponteceso, puso en marcha en el remate del año pasado un innovador proyecto de voluntariado intergeneracional denominado O teu talento, o meu futuro. Experiencia piloto en Galicia, pero al fin y al cabo asentada sobre pilares clásicos: que los jóvenes aprendan de los mayores que tienen algo de enseñar en la comarca en la que residen y que de ahí puedan sacar conclusiones y aprendizajes que les sean útiles para nuevos proyectos. Mayores con mucho que enseñar: Ana Romero Masiá en el área arqueológica, Evaristo Domínguez en la de patrimonio, Xosé Luis Rabuñal en la ornitología... Y también en áreas como la huerta o la costura, saberes todos muy aprovechables para, por ejemplo, ofrecer pluses e calidad el turismo rural.

 

Un plan ambicioso, a dos años vista al menos, que se va implementando poco a poco, con mentores y con asistentes jóvenes, y este pasado sábado se desarrolló una nueva acción con una agenda muy cargada, que pudo ser mayor si la lluvia no fuese también tan cargada. Por ejemplo, para recorrer el malecón de Ponteceso y ver los espacios vitales de los hermanos Eduardo y Cesáreo, en los que este impulsó áreas de cultivo y asentamiento; trasladado de la capilla, la feria o la casa consistorial, y en definitiva sentando las bases del Ponteceso urbano que hoy se conoce como tal, y que entonces solo era la unión de Cospindo con Tella, y viceversa. Pero toda esa zona estaba el sábado anegada, así que las explicaciones se dieron mejor bajo cubierto, en el espacio de la Fundación, al lado de la iglesia en la que se bautizaron los pondales y muchos más vecinos.  

Aunque sí hubo visitas, aunque resguardadas, por ejemplo a ese nuevo e impactante hotel de Balarés, en el que sus responsables ya hablaron de búsqueda de personal especializada en ese nuevo turismo que se demanda, de conocimiento del medio. Y hubo asistentes muy especiales, integrantes de una delegación de la oenegé Solidariedade Internacional, que tienen como participantes a cuatro cooperantes de Honduras. 

Heterogeneidad

Xosé María Varela, de la Fundación, destaca la calidad de las enseñanzas que ofrecen los mentores, a disposición de jóvenes ilusionados y emprendedores. En todas las áreas, pero especialmente en la de patrimonio, con vistas y conocimientos directos en castros que son viejos conocidos, como Borneiro, o dólmenes que acaban de empezar una nueva vida pública, como el conjunto megalítico de la parroquia de Ferreira, en Coristanco. E insiste en que todo lo relacionado con la huerta y con la costura también ofrece unas oportunidades excepcionales, sobre gracia a las personas que acumulan ya una dilatada experiencia. Las expresiones ya tan habituales como economía circular o sostenible, la respuesta a las necesidades del rural o el agroturismo cobran aquí un sentido pleno.  

Habrá más reuniones de trabajo y aprendizaje, en un proceso que no para. La próxima, a principios de año, calcula Varela.

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