El atracador de A Ponte do Porto compró ropa antes de asaltar la agencia bancaria

Toni Longueira / Melissa R. S. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCÍA

Adquirió, una hora antes, un vaquero de color oscuro y descartó la compra de una camisa por no ser de su talla

24 abr 2024 . Actualizado a las 19:05 h.

Bien planeado. Así se puede definir el atraco perpetrado a última hora de la mañana de este martes en la agencia adscrita al Banco Santander de A Ponte do Porto, situada en el céntrico malecón de A Gándara. La Guardia Civil busca a un individuo de 1,65 de estatura, de entre 45 y 50 años de edad, de pelo entre canoso y color castaño oscuro y de complexión normal. Todo apunta a que su acento era de fuera de Galicia. Eso sí, podría tratarse de un individuo con residencia en algún concello de la comarca.

En principio, la investigación apunta a una única persona como autora del atraco, aunque no se descarta que tuviera un compinche esperándole en el interior de un vehículo, estacionado en las inmediaciones, para facilitar la huida. Agentes de la Policial Judicial ya han visionado las cámaras de la agencia bancaria y tratan de localizar otras en los negocios próximos para averiguar hacia dónde huyó el delincuente, o delincuentes.

Todo parece indicar que el asaltante ya tenía entre ceja y ceja esta agencia bancaria de A Ponte do Porto, la misma que fue asaltada en 17 de enero del 2019 por dos ladrones. Una hora antes de activarse la alerta del 112, el sospechoso entró en un comercio próximo para adquirir ropa. El objetivo, despistar a los agentes una vez consumado el atraco. Compró un pantalón vaquero de color azul marino, tirando a negro. También quiso comprar una camisa del mismo color, aunque finalmente la descartó porque no había de su talla. Pagó y se marchó. Permaneció en este establecimiento en torno a una media hora y mostró en todo momento un gran nerviosismo. Entraba y salía constantemente y su mirada siempre se dirigía hacia el mismo objetivo, la agencia bancaria del Banco Santander. El gerente del comercio en el que fue adquirido el pantalón no quiso hacer declaraciones a La Voz al tratarse de una investigación abierta por parte de la Guardia Civil.

Tras abonar la compra, este individuo se marchó e inició los preparativos para ejecutar su plan. Se colocó una peluca —de pelo largo y rubia—, un bigote postizo y unas gafas con los cristales de color rosa. Se cercioró de que no había nadie en el interior de la agencia bancaria. Era la una y media de la tarde y tenía claro que era el momento ideal para dar el palo. Final de mes, cajero lleno de dinero por ser jornada de abono de pensiones, prestaciones por desempleo y salarios, y retiradas de efectivo para el pago de alquileres y recibos de agua y luz. Además, se trataba, en teoría, de una agencia de fácil acceso y huida, sin miradas indiscretas que lo pudiesen delatar. Era el objetivo perfecto.

Atado con bridas

Pero justo en el momento de acceder a la sucursal, una persona acudió al cajero para retirar fondos. El sospechoso ya portaba la peluca y el bigote e hizo ademán de guardar cola para retirar dinero. Cuando la persona que le precedía se marchó, entró en la agencia. Sacó un arma de fuego y apuntó directamente hacia el único trabajador. Le dijo que se trataba de un atraco y que permaneciera tranquilo. Inmediatamente lo ató con unas bridas. Posteriormente fue al cajero y logró hacerse con el cajetín, donde se guardaban en torno a unos 40.000 euros, según los primeros cálculos. Tras consumar el atraco, huyó a la carrera.

El empleado logró liberarse de las bridas y llamó al 112 para relatar lo ocurrido. Rápidamente acudieron varias patrullas de la Policía Local y de la Guardia Civil de Camariñas y Vimianzo, así como agentes del equipo Roca y de la Policía Judicial corcubionesa. Hablaron con testigos y el propio trabajador, visiblemente nervioso con lo ocurrido. Los investigadores procedieron a la recopilación de las imágenes de las cámaras para tener unos indicios sobre el supuesto autor del ilícito y si actuó solo o contó con la colaboración de otras personas. Un dato que juega en contra de la investigación es que el empleado precisó de unos quince minutos en poder zafarse de las bridas, tiempo más que suficiente para que el ladrón, o ladrones pudieran poner tierra de por medio.

La investigación de lo ocurrido ha recaído ahora en agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña.