Un joven de Boiro, investigado por la Interpol tras comentar en Twitch que iba a poner una bomba en una empresa americana

Christopher Rodríguez
Christopher rodríguez RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

Imagen de archivo de la sede de la Interpol en Lyon, Francia.
Imagen de archivo de la sede de la Interpol en Lyon, Francia. Gonzalo Fuentes | REUTERS

El chico escribió el mensaje en la plataforma de directos porque los responsables de la multinacional no presentaron el videojuego que quería

19 abr 2024 . Actualizado a las 16:59 h.

La impunidad que parece existir detrás de una pantalla no es tan ilimitada como muchos se piensan. Los filtros de las redes sociales cada vez son más estrictos y en caso de encontrar algo que se sale de la norma, la maquinaria comienza a funcionar hasta derivar, incluso, en graves consecuencias. Un joven de Boiro aprendió esta lección gracias a un susto del que no se olvidará en la vida. El chico acabó declarando en la Guardia Civil, con el móvil intervenido y bajo la lupa de la Interpol por un desafortunado comentario en la plataforma de directos Twitch en el que aseguró que iba a poner una bomba en una multinacional americana.

El asunto comenzó la tarde del 27 de octubre del año pasado. Ese día el boirense —que ha preferido mantenerse en el anonimato para no preocupar a sus familiares que desconocen la historia— se encontraba viendo un streaming en Twitch con varios amigos, algo muy habitual en su rutina. El contenido era el lanzamiento de un videojuego muy esperado por el joven, que llevaba meses pendiente de las novedades acerca del título.

Tras horas atendiendo a la presentación, organizada por una popular empresa americana, la indignación invadió su cuerpo cuando vio que no había ninguna noticia del videojuego. Como respuesta para mostrar su descontento, escribió un mensaje que siempre tendrá grabado por las consecuencias que trajo después y por lo inocuo que le pareció en un primer momento.

«Voy a poner una bomba en la empresa», fue el comentario que dejó en el directo. Lo siguiente fue cerrar el ordenador y ponerse a otra cosa, sin darle mayor importancia a lo que acababa de hacer. Dos días después, tal y como él mismo narra, se percató de que su frase no había caído en saco roto.

Ocurrió cuando iba a subirse a un tren para volver a Boiro. En ese momento, tres agentes de la Guardia Civil vestidos de paisano le interceptaron. Le preguntaron su identidad y le invitaron a subirse a su vehículo. Ya en el interior procedieron a explicarle lo que había ocurrido, al mismo tiempo que le leían sus derechos. «Es por un comentario que has puesto en internet», aseguró un agente ante la incredulidad del boirense.

Menos tensión

Ya en dependencias de la Comandancia de A Coruña ­­­­—siempre según el testimonio del joven— los agentes rebajaron el tono. Dijeron que su comentario había hecho saltar una alerta de bomba en Estados Unidos y que la Interpol había activado su protocolo habitual en estos casos. A los pocos minutos llegó un abogado del turno de oficio que le tranquilizó diciéndole que el tema se iba a quedar en nada, pero que esa era la forma de proceder.

También le comentaron que lo habían identificado por sus redes sociales y que habían intervenido su teléfono por si su comentario fuese real. Una vez finalizada su declaración, su móvil fue confiscado para que se practicasen todas las diligencias pertinentes. La fase de instrucción se prolongó durante siete meses. Finalmente, esta semana, se desestimaron todos los cargos contra él. La Guardia Civil le devolvió el teléfono, quedándose todo en anécdota y en una valiosa lección.

«Cuando me pararon pensé que me iban a secuestrar»

Con la tranquilidad de saber que el asunto se ha quedado en nada, el joven boirense comenta sus impresiones en tono de broma, pero reconociendo que llegó a estar muy asustado cuando todo se le vino encima: «En el momento fue una locura. Ya ni me acordaba de que había puesto eso. Cuando me pararon pensé que me iban a secuestrar o algo así».

El implicado no duda en destacar el buen trato que recibió de los agentes en cuanto se percataron de que todo había sido un mensaje desafortunado que nada tenía que ver con una amenaza de bomba real. La Guardia Civil le mantuvo al tanto desde el inicio de cómo iba avanzando el procedimiento, aunque en dependencias policiales le advirtieron de que iba a estar un largo período sin su teléfono móvil.

«Para dar conmigo miraron mis redes sociales. Luego estudiaron mis rutinas y vieron que siempre cogía el tren a esa hora para volver a casa. Estuvieron un rato esperando, porque siempre llego mucho antes para no perderlo, y luego me dieron el alto. Enseñaron la placa y me impactó mucho. Claramente no iba a llevar a cabo ningún atentado, pensaba que era un simple comentario que iba a pasar desapercibido, pero quedó demostrado que no fue así», apunta aliviado el boirense.