¿Tenía razón Unabomber?

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

«Unabomber», en una imagen en prisión
«Unabomber», en una imagen en prisión

Cuando no es la burocracia es la dependencia tecnológica, ambas son filos de la misma tijera que te atrapa en sus fauces

15 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Vives en un laberinto caótico y alienante. La maquinaria social aplasta la individualidad bajo la presión de las expectativas y el consumismo obsesivo. La inversión de valores es tal que el mundo, a menudo, prefiere la apariencia a la verdad, prefiere a tu avatar. Cuando no es la burocracia es la dependencia tecnológica, ambas son filos de la misma tijera que te atrapa en sus fauces: un ciclo destructivo de dependencia e, irónicamente, de falta de conexiones verdaderas. Sí, tu wifi alcanza diez kilómetros cuadrados y llevas dos años sin ir a ver a tu abuela.

No tienes autonomía. No sabes. No puedes. En el sombrío paisaje de la civilización moderna, bajo el parpadeo de neones cansados, los niños sueñan que Netflix inventó los árboles. La desdibujada esencia humana, relegada a una existencia cibernética, se emborracha de ego en un servidor sin vistas al mar. Las relaciones humanas son un icono del WhatsApp. Cables, algoritmos, progreso. No sabes el nombre de tus vecinos.

La sociedad que se mete nieve se tambalea al borde de su propia sobredosis, incapaz de diagnosticar la paradoja moral que yace en su corazón descabalgado. Monotonía, la camisa de fuerza del individuo que, atrapado en una danza de apariencias, persigue la aprobación de una audiencia invisible. La decadencia se filtra como hongos por los techos de las habitaciones donde soñaste. Que no se te olviden las pastillas para dormir. Que no se te olviden las pastillas para despertar. Peso cien kilos y sé dar puñetazos. Peso cien kilos y sé dar puñetazos. Peso cien kilos y sé dar puñetazos.