Vuelve Cruyff

José Antonio Ventoso Mariño FOGUETES

BARBANZA

05 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La ley Bosman de fútbol abrió el espacio europeo a los futbolistas para poder ejercer su actividad sin las cortapisas que imponía el proteccionismo estatal a la hora de desempeñar su actividad profesional en otros países. El resultado de su aplicación fue la evidente mejora tanto de los equipos como del espectáculo deportivo.

La llegada del ex primer ministro de Francia Manuel Valls como candidato a la alcaldía de Barcelona ha conmocionado el panorama político en Cataluña y también en España, enfangado en los lodazales del ruido y la furia, tan típicos de la España negra pintada por Francisco de Goya.

Manuel Valls fue ministro, alcalde y diputado. Su aterrizaje en Barcelona recuerda la llegada del legendario Cruyff. El holandés transformó un club de mentalidad victimista, un equipo que nunca ganaba y que solo sabía quejarse de los arbitrajes: que si el penalti de Guruceta a favor del Madrid (¿no les recuerda a la historia de los presos?), o la patada de Goiko a Maradona (¿no les retrotrae al lio del procés?).

Cruyff cambió el modo de jugar no solo del Barcelona, sino del fútbol español. Elevó su tiqui-taca a la categoría de biblia futbolera y a España a centro del fútbol mundial, abandonando los valores patrios de: a mi Sabino que los arroyo, el patadón y el tente tieso. Johan Cruyff transformó al Barcelona en un equipo de talla mundial que hace disfrutar con su juego a los aficionados de todo el planeta.

Manuel Valls constituye una oportunidad de recuperar para la política a personas y a líderes acreditados en la gestión de «la cosa pública», a partir de los valores democráticos de libertad, igualdad y solidaridad. Sería deseable que las instituciones españolas pasaran a ser gestionadas por personas competentes más allá del origen de su nacimiento.

Personas comprometidas con la voluntad de dejar la tribu o la nación para construir un espacio europeo de convivencia, abierto y tolerante, como era la Barcelona de los años 80 y 90. Bienvenido señor Valls, pero, tal como aconteció con Johan Cruyff, la tarea a emprender no resultará fácil. Semeja titánico el esfuerzo de sustituir el Valle de los Caídos por el derrumbe de los Pirineos.