en el muelle de A Pobra, ayer, sobre las dos de la tarde, caían bofetadas de pesimismo por todas partes. Los mariscadores regresaban de Cabío y, aunque no venían de vacío como algunos que habían ido a Os Lombos, la gran mayoría ni se habían acercado a los topes. Era el caso de Sergio Tubío, que mientras desembarcaba en el muelle pronunciaba una frase que luego repetirían decenas de compañeros: «Fatal, fatal e fatal... non digo máis. Eu traio sete quilos de ameixa rubia de quince que podería coller. E do resto nada, un desastre todo, o peor ano dos que levo vivido».
A partir de ahí, uno tras otro, los productores insistían en la misma idea: apenas hay marisco en los bancos que gestiona la Xunta y eso hizo que la flota se pasase la mañana de un lado para otro, buscando sin éxito almeja por todas partes. «A media mañá chegaron uns de O Grove, viñan xa de O Bohído, non colleran nada e querían probar sorte en Cabío, onde tampouco temos nada que facer», indicaba un experto productor pobrense.
En el pantalán, aparecía a esa hora también el patrón mayor pobrense, Juan Miguel Iglesias , que tampoco logró coger los topes. Al preguntarle si las cosas podrían mejorar conforme avance la campaña, por eso de que el primer día la flota no tiene los sitios de almeja localizados, se ríe y sentencia: «Isto non son pombiñas de millo, se non as hai non van saír de repente».
En la lonja, más de lo mismo. «¿Que, moi mal non?». Ese era el saludo con el que unos se recibían a otros, mientras las miradas de impotencia se sucedían.