Pues sí, resulta que lo que hasta ahora fue durante siglos una losa para la costa lucense, las nubes, ahora y en el futuro es una gran ventaja: las nubes forman un techo que da sombra y suavizan las temperaturas. Las vueltas que da la vida. Con el cambio climático esas nubes aseguran agua y fresco en días largos de sol y calor intenso y sequía de tan prolongados. En los últimos veranos mucha gente de Madrid y del sur elige A Mariña buscando "fresquito" y una buena calidad de vida, con una gastronomía de lo mejorcito, directamente del mar, a buen precio. Vamos, que se ponen las botas. Porque aquí aún se puede comer bien y a precios económicos (no marisco todos los días, claro).
Si al clima suave y a la gastronomía se le suma un paisaje increíble, kilómetros de playas sin masificar y con la temperatura media del agua a 20-21 grados en verano, la más alta de Galicia, está todo dicho. Por eso las expectativas turísticas en A Mariña son cada vez más altas. Muchos acaban de descubrir A Mariña, hasta los japoneses y el turismo asiático en general han puesto los ojos aquí en la costa norte de Lugo. Habrá que aprovecharlo, eso sí convendría que fuese un turismo sostenible.