A raíz de la pandemia comenzamos a hablar de «nueva hostelería», aquella que cambiaba o adaptaba horarios y modificaba algunos hábitos. Gente en el sector que solo ofrecía desayunos y comidas y ya no cenas o cerraba antes, adelantaba horarios de cierre, en cierto modo intentando adaptarse al horario europeo. Algunos establecimientos, pocos, lo mantienen. La mayoría no porque la realidad es la que es.
Otra cosa es cerrar antes por la semana, de lunes a jueves, en invierno porque no merece la pena mantener abierto el bar-restaurante. Eso es ser práctico y reducir gastos. Pero a la vuelta de la primavera y del verano y en puentes festivos se vuelve a lo de siempre: se abre cuando hay clientes. Y si los extranjeros vienen a España a disfrutar de la hostelería y del ocio nocturno es por algo. La mayor parte del sector no ve posible el horario europeo.
Porque en parte de Europa cenan a las seis de la tarde, ¿y para qué van a estar los bares y pubs abiertos de noche? Pero aquí no, aquí cenamos mucho más tarde. Aquí valoramos el tapeo y los vinos y la cerveza en la terraza ahora en primavera. Nosotros no comemos a mediodía sanwich en el parque con las ardillas o en una foodtruck. Nosotros no vamos a Europa a disfrutar de las terrazas, son ellos los que vienen aquí. Por algo será. Eso sí, se han mejorado las condiciones de trabajo.